De
todos es sabido que el Evangelio contiene una mención a un soldado que en los
estertores de la vida de Jesús, procedió a hincarle una lanza en el
costado.
“Los judíos, como era el día de la Preparación, para que no quedasen los
cuerpos en la cruz el sábado -porque aquel sábado era muy solemne- rogaron a
Pilato que les quebraran las piernas y los retiraran. Fueron, pues, los
soldados y quebraron las piernas del primero y del otro crucificado con él.
Pero al llegar a Jesús, como lo vieron ya muerto, no le quebraron las piernas,
sino que uno de los soldados le atravesó el costado con una lanza y al instante
salió sangre y agua” (Jn. 19, 31-34).
La mención es menos unánime de lo que acostumbra a creerse, pues el único
evangelista que la recoge es el que escribe en último lugar, a saber, Juan,
sin cuyo evangelio nos habríamos quedado sin saber que Jesús fue
lanceado en sus últimos momentos de vida, o mejor dicho, cuando ya ni siquiera
vivía.
Pues bien, ese soldado que lanceó a Jesús cuando ya exhalaba
el espíritu y que podría asimilarse al centurión que en los evangelios
sinópticos expresa eso de “verdaderamente este hombre era hijo de Dios” (Mc.
15, 39, similar a Mt. 27, 54 y a Lc. 23, 47).
En
otro apócrifo que nos presenta una supuesta correspondencia entre Pilatos y
Herodes Antipas, los dos protagonistas del juicio de Jesús según Lucas,
encontramos esta alusión que no sólo incluye el nombre de nuestro soldado, sino
también su pertenencia a la primera comunidad cristiana:
“Y has de saber que Procla, mi mujer, dando crédito a las apariciones que tuvo
de él cuando yo estaba a punto de mandarle crucificar por tu instigación, me
dejó sólo y se fue con diez soldados y Longinos, el fiel centurión, para
contemplar su semblante, como si se tratara de un gran espectáculo. Y le han
visto sentado en un campo de cultivo, rodeado de una gran turba y enseñando las
magnificencias del Padre; de manera que todos estaban fuera de sí y llenos de
admiración, [pensando] si había resucitado de entre los muertos aquél que había
padecido el tormento de la crucifixión
Y mientras todos estaban observándole con gran
atención, divisó a éstos y se dirigió a ellos en estos términos: ‘¿Todavía no
me creéis, Procla y Longinos? ¿No eres tú por ventura el que hiciste guardia
durante mi pasión y vigilaste mi sepulcro? Y tú mujer, ¿no eres la que enviaste
a tu esposo una misiva acerca de mi? […]
Al oírle decir tales cosas, tanto mi mujer, Procla, como el centurión que tuvo
a su cargo la ejecución de Jesús, como los soldados que habían ido en su
compañía, se pusieron a llorar llenos de aflicción”
Por
último, el gran tratado hagiográfico medieval conocido como “Leyenda
Dorada”que debemos al dominico Jacobo de la Vorágine nos
dice de él lo siguiente:
“Longinos fue un centurión que con otros soldados por orden de Pilatos, hizo
guardia ante la cruz del Señor, y quien personalmente atravesó con su lanza el
costado de Cristo; pero luego, al presenciar el obscurecimiento del sol, el
terremoto y otros fenómenos extraños se convirtió. Dicen algunos que ya fuese
por vejez o por enfermedad, tenía la vista muy debilitada y que al traspasar
con su arma el pecho de Jesús, algunas gotas de la sangre que brotó del corazón
divino saltaron hasta sus ojos, y que al sentir la salpicadura, comenzó a ver
con perfecta claridad. Según estos autores a este milagro experimentado en sí
mismo se debió principalmente su conversión, a raíz de la cual renunció a la
milicia, recibió de los apóstoles la instrucción necesaria, se retiró a Cesarea
de Capadocia, y allí permaneció veintiocho años haciendo vida monástica y
convirtiendo a muchos a la fe de Cristo con su predicación y buenos ejemplos.
Nota
- www.AngelFall.com y Pastor Eli James
también confirman la enseñanza del Zen García aquí acerca
del
soldado romano que atravesó el costado de Jesús y fue sanado tanto física como
espiritualmente.
Y todos los romanos con la sangre de Jesús al INSTANTE despertaron con la liberación del Espíritu Santo en la muerte de Jesucristo …
Y todos los romanos con la sangre de Jesús al INSTANTE despertaron con la liberación del Espíritu Santo en la muerte de Jesucristo …
ZEN GARCIA_Thracian Chronicle's
"El segundo
libro de la serie Crónicas de Thracian que
se lanzará a finales de la primavera, junto con el libro de Atam y Eua y las
crónicas de Navi descifrados por el Dr. Stephen Guide, autor de la serie de
cuatro libros de la escritura de Thracian descifrada. Este texto cuenta la
historia de cómo el soldado Tracio (Thracian) Longino después de perforar el costado de
Cristo durante la crucifixión se convirtió en un devoto discípulo de Jesús. Es
una historia fascinante que sé que disfrutarán y querrán compartir con los
demás".
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